¿Qué es la realidad? Hablamos muy a menudo de ella,
decidimos casi a diario qué consideramos “real” y qué no. Igual que la
belleza. Es o no bonito. Pero es este un concepto que asumimos más fácilmente como
relativo. Es o no bonito para mí.
No soy ni mucho menos la primera ni la última persona que se
plantea esta cuestión. Me gusta desenfocarme de vez en cuando y pensar por
ejemplo: ¿Cómo podemos saber que el mundo que perciben los daltónicos no es el
mundo “real” y que no somos el resto los que sufrimos de “no daltonismo”?¿Percibes
tu acaso el mismo color que yo, la misma forma, la misma música? ¿Cómo y quién
es capaz de determinar qué es la locura?¿Y una analítica normal? Se considera “normales” los valores que
presenta en condiciones de salud la mayoría de la población.
Se corta en un punto de una forma arificial, lo que quiere
decir que siempre hay alguien que se escapa. Habrá personas con “valores
normales” que estén enfermas (para su organismo no son valores adecuados) y
personas con “valores anormales” que estén sanos. Jugamos con probabilidades.
En los ensayos clínicos la mejor “certeza” es del 99,999% , nunca del 100%. Nos
aproximamos a la verdad de las cosas
(si consideramos verdad como concepto global, objetivo y único).
Hay un concepto hindú muy interesante al respecto. Maya.
Vivimos en una ilusión de conocimiento de la verdad pero lo único que conocemos es una
aproximación de la misma. Como un retrato robot. Como un mapa. La verdad es el
terreno pero nosotros sólo podemos ver un mapa. Maya es confundirlos. Confundir
el mapa con el terreno.
Y así conceptos como “Realidad",
“Normalidad”, “Cordura”, “Salud” han ido haciéndose tan relativos para mí que a
veces tengo que agarrarme para no caerme. Porque cuando se llega a tal
conclusión se mueve el suelo bajo los pies y todos tus esquemas se vienen
abajo. ¿Podría estar, como los protagonistas de El Mundo de Sophie, estar viviendo dentro de la imaginación de
alguien? ¿En Matrix? Y a veces cunde
el pánico y sientes ganas de vomitar. Porque no es nada fácil andar sobre un
superficie que se está moviendo. Pero como cuando viajas en barco, es cuestión
de acostumbrarse.
Por otro lado, necesitamos “verdades incuestionables”
(axiomas) sobre las que construir nuestra vida. Necesitamos por ejemplo creer
que el día seguirá a la noche, que después del invierno vendrá la primavera,
que si tocamos el fuego nos quemaremos. Necesitamos sentirnos seguros. “Controlar”
nuestro entorno.
Por eso os recomiendo que si llegáis a tales conclusiones no
os volváis locos y continuéis con vuestras rutinas pero manteniendo la mente
abierta, dejando que los esquemas se rompan y se reorganicen, y se vuelvan a
romper y a reorganizar.
Be water, my friend.